Cuando he vivido fuera de nuestras fronteras por razones de trabajo, lo he hecho junto a mi marido en países maravillosos, ricos en todos los sentidos. México uno de los países a donde hemos vivido por un breve espacio de tiempo es un país precioso, con gente maravillosa y con una riqueza natural increíble. Es el primer productor de plata del mundo, uno de los primeros en la producción de petróleo, cobre y oro. En Chile ocurre lo mismo tiene oro y muchas más materias primas, pero en la producción de cobre es el primero del mundo.
Sin embargo, en ambos países la clase trabajadora con la que nos hemos relacionado, vivían con sueldos bajos, en comparación con los sueldos de los españoles, cuando hacer la compra en un supermercado era igual de cara que hacerla en España. Esto quiere decir que no podían adquirir los artículos que para nosotros eran algo corriente y habitual, así como que les costaba llegar a fin de mes, les costaba pagar los recibos de agua, gas o electricidad.
A todo esto hay que sumarle que no tenían una sanidad pública a la que acceder, tampoco una educación pública y en México, ni unas fuerzas de seguridad del estado en las que confiar y por las que sentirse protegidas. La policía aquí era corrupta y aunque esto no sirva de disculpa es lo que ocurre en países donde los sueldos de estos empleados públicos son bajísimos. Con la autoridad que les otorga su cargo sacan lo que pueden para vivir mejor, amedrentando, extorsionando y robando a diestro y siniestro, amparados tras un uniforme y un arma de fuego.
Las personas estupendas que viven en este país, con las que charlábamos, pensaban que fuera de allí todo era más o menos lo mismo, y se extrañaban de que hubiésemos dejado a nuestras hijas solas en casa y a una de ellas desplazándose sola, todas las semanas a una ciudad que está a una hora por carretera, para asistir a sus clases en la universidad.
Cuando les explicábamos que en nuestro país la policía o la guardia civil acudirían en su ayuda en caso de que algo le ocurriese en la autopista, aún tratándose de una simple avería y que no desconfiábamos de ellos ni les temíamos, sino todo lo contrario, además, de que en caso de accidente la ayudarían, llamarían a los servicios sanitarios para que fuese atendida, así como trasladada a un hospital donde también sería atendida por excelentes profesionales, hospital público a donde la tratarían como al resto de ciudadanos sin tener en cuenta su poder adquisitivo ni su origen. Os puedo asegurar que les costaba creer que hubiese un mundo así en algún lugar, les sonaba a ciencia ficción. No podéis imaginar el orgullo que se siente al hablar así de tu país y al pensar en las décadas de injusticias, de sufrimiento y de generaciones que eso había costado.
Les explicábamos que Carlos como el resto de trabajadores españoles aportaban una cantidad proporcional según su sueldo para contribuir a ese "estado del bienestar" del que todo disfrutamos. El que mis hijas, así como el resto de ciudadanos tuviéramos esa seguridad, esa sanidad y esa educación públicas, justificaba el descuento de la clase trabajadora.
Pero al leer la noticia de que el partido en el gobierno no ha querido ni debatir en el congreso, para que no le sea cortado el suministro eléctrico a las familias que verdaderamente no puedan pagar, o que a los niños se les hayan retirado los servicios de comedor en los colegios aún sabiendo que hay miles de ellos que están por debajo del indice de pobreza, cuando los politicos viajan en primera y les pagamos hastas las copas, que miles de españoles enfermos crónicos dejan su medicación porque no pueden pagarla. Pero que Cospedal sube el sueldo a sus asesores un 170%, a la vez que casi un 30% de españoles viven con la pensión de uno de sus mayores, cuando los que roban: ya sean políticos, miembros de la realeza o banqueros son inmunes, impunes y además son mayoría "YA NO ME SIENTO ORGULLOSA DE HABLAR DE MI PAÍS" sino todo lo contrario.
Tengo que decir que yo todavía pago la luz y el gas y el agua y la hipoteca y los estudios de mis hijas, aunque para eso mi marido tenga que estar de nuevo a 5000 Km. de su casa y de su familia aún siendo navidad, días que para muchos quizá no sean nada y para otros si, pero que a mi eso no me basta.
Yo no quiero un país donde a costa de unos pocos de miles de jóvenes a los que se le niega la ayuda para estudiar mi hija vaya a Estados Unidos a hacerlo porque yo pueda pagarlo. Donde a costa de unos cuantos de miles de enfermos que no puedan medicarse yo sea atendida de lujo en una clínica privada. Que yo pudiese viajar en primera pero que a miles de niños en este país se le retire el transporte escolar y otros tantos vayan en ayunas al colegio.
Yo quiero sentirme orgullosa del pais y del mundo en el que vivimos y eso solo se consigue arreglándolo y solo se arreglan las cosas, desde abajo, empezando por los que más lo necesitan y no dando a los de arriba, a los que más tienen, exprimiendo a los de abajo. Porque los de abajo, la clase trabajadora con sus aportaciones durante décadas, son los que han conseguido el estado del bienestar del que disfrutaba este país, el mismo que han destruido de un plumazo.
P.D. Nosotros no podemos pagar estudios en E.E.U.U., jamás he pagado por una sanidad privada y tampoco viajamos en primera, os lo aseguro. Era una forma de hablar.
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