lunes, 11 de noviembre de 2013

EL CATÁLOGO DE LA FELICIDAD


Son las nueve de la noche estoy aquí relajada en el sofá viendo un catalogo de Ikea. Hay que ver que cosa más entretenida y más bonita. Es que es todo ideal y perfecto, que detalles... Te entran unas ganas de cocinar, de comer sano, porque hay que ver que ensaladas tan verdes y tan bonitas en esas cocinas tan maravillosa, que no les falta un perejil. Hablando de perejil, esas macetitas de plantas aromáticas y de finas hierbas en la mismita cocina, que dices tú, así como van a salir malas las comidas. Yo las tuve una vez en la cocina pero se me "chuchurrieron". Esas familias cocinando unidas, que si con cocinar juntos pasa como con lo de reír juntos, estas familias permanecerán juntas por siempre jamás, estoy segura.
Y que me decís de los salones tan apañados para que se encuentren a gusto toda la familia, los niños con sus lapices coloreando, los padres en la cocina y las madres sonrientes ante el ordenador. Es que claro tienen todo tan bien organizado y tan bien pensado que así ni desorden ni nada. !Que bien!
Pues sabéis que os digo? que yo, que soy muy de Ikea, es que lo tengo a menos de un kilómetro de casa que también...A más de una quisiera ver yo a esa distancia resistiéndose al gigante del hogar. Os digo yo que no es verdad lo del orden y la felicidad, por muchos productos que tu tengas de los suecos estos tan listos. Que a no ser que te viniese en el lote el marido este buenísimo y apañado de la foto ( que no me quejo yo del mío) y los niños esos monísimos y perfectos que lo tienen todo ordenadito y colorean seguro que sin salirse de la linea, lo de la felicidad completa no es verdad.
 Yo pienso que los maridos de los catálogos de IKEA no existen, como los "Grey" de la famosa trilogía. O a lo mejor son una leyenda urbana  de esas que todo el mundo habla pero que nadie a visto. Yo pongo a mi familia, cuando mis hijas tenían por ejemplo 3 y 6 años en uno de esos salones o en una de esas cocinas y al garete el salón , la cocina y la vivienda completa. Imaginaos ese salón pero lleno de juguetes, sin un hueco a donde apoyar el pie, porque mis hijas cuando eran pequeñas les gustaba jugar pero cerca nuestra e iban acarreando juguetes para el salón o la cocina.
En casa cocinamos los cuatro, si a toda la familia nos gusta cocinar y no se nos da mal cada uno destacamos en algunas cosas que como nos gusta, a fuerza de prepararlas nos vamos especializando en ello.Tartas, empanadas, crêpes, arroces, etc... pero nadie deja la cocina como la encontró al empezar a cocinar. Y quieras o no la cocina que es amplia y monísima pierde mucho como le pasa al salón. Cuando yo me levanto por la mañana y llego al salón que es muy apañadito pero lo encuentro desordenado, con ropa en cualquier sitio, ceniceros, vasos, tazas y hasta algún plato. Que pienso yo: si me fui para mi habitación después de que cenáramos toda la familia y todo se quedó recogido que pasó después? Harán fiestas de esas que hacen los americanos en las películas cuando los padres se van de casa? No sé, no sé.
 El caso es que lo que nos venden con estos mensajes publicitarios no es verdad, pero que estoy deseando ver el catálogo de Navidad, seguro que es precioso como siempre, es que estos suecos son más listoooos
 

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